Otra gran experiencia del Bachín con fuerte contenido político / La Nación, 28/04/2012

“Otra gran experiencia del Bachín con fuerte contenido político”
Por Carlos Pacheco

Sábado 28 de Abril de 2012, La Nación



La acción está ubicada en la década del 60, tiempos de profundos cambios sociales y políticos en el país y en América latina. Dos hermanos aristócratas han perdido poder económico y deciden alquilar su mansión a un circo. Como la renta que ingresa no supera las necesidades de gasto de ambos es que se animan a trabajar como payasos en el mismo circo. Las rutinas que veremos no serán precisamente sobre el picadero, sino sobre la sala principal de la casa. Es que Apolo y Dionisio, entre comentarios mordaces sobre la realidad nacional y latinoamericana y aspiraciones tenaces por no perder su status, harán todo lo posible por sostener a un general que llega (Onganía) y así convertirse en nuevos aliados del poder, sin importar las consecuencias.


Apoyándose en un fuerte concepto de varieté, el autor y director Manuel Santos Iñurrieta construye una experiencia dramática de alto contenido político, plagada de situaciones y discursos disparatados, pero que bien sirven para llevar al espectador a una profunda reflexión sobre toda una época de la Argentina contemporánea. El repaso de ciertos acontecimientos que se suceden y, aun las reacciones de diversos sectores de la sociedad, asoman como pequeñas y contundentes pinceladas que resultan muy definitorias a la hora de aportar más datos sobre ese trozo de la historia sobre la que se trabaja casi de manera salvaje.


El equipo actoral del grupo El Bachín Teatro es muy sólido y demuestra una importante adhesión a ese juego que se plantea desde la dirección y que cruza escenas breves, monólogos a público, proyección de videos y sorpresivas apariciones de un comediante que, ante tanto desenfado en el tratamiento de la realidad, busca su lugar en la comedia.


Son muy ajustados los trabajos de Jorge Tesone (Presentador), Julieta Grinspan (Apolo), Marcos Peruyero (Dionisio) y es exquisita la composición de la Nancy de Carolina Guevara, una pueblerina de profunda ternura. El resto del elenco, aunque con roles menos desarrollados, consigue aportar una presencia dramática efectiva y hacer que La gracia de tener resulte una certera investigación sobre teatro político.



Por Carlos Pacheco

La Gracia de Tener / Luna Teatral, 13/04/2012



Viernes 13 de Abril de 2012, lunateatral.blogspot.com.ar




A usted le pertenece usted.
De usted la voluntad,
el pasado, el amor, el presente
la rabia, el futuro, los sueños,
el destino, y la poesía.


El grupo Bachín Teatro, con sus 12 años de trayectoria, pone en escena La gracia de tener en la Sala Osvaldo Pugliese. El reducido espacio de dicha Sala, más dedicada a la música, permite una mayor cercanía con el espacio escénico; en un extremo el personaje Presentador parece surgir entre los primeros espectadores. Sumado a las proyecciones sobre el telón y la pared, las narices rojas y El Comediante, que deambula buscando su escenario, el clima oscila entre el humor y nuestra propia historia política-económica: un pequeño circo dentro del Gran Circo. Como la matrioska o muñeca rusa, cada episodio alberga un nuevo acontecimiento: sucesos argentinos en una semiosis infinita. Recrear la década de los 60 no es tarea fácil, Arturo Frondizi / Juan Carlos Onganía, las Fuerzas Armadas / la Iglesia; como tampoco llegar a las épocas de la Flexibilización Laboral, de las Privatizaciones, del Derecho a la autodeterminación de los kelpers, de las bicisendas...


Con elementos del absurdo y del clown, del actor popular y actor brechtiano, los personajes van tejiendo la trama que apela a nuestra memoria colectiva. Humor para hablar del dictador Onganía y la Noche de los bastones largos, de esos intersticios dolorosos de la historia que aún contienen tantas preguntas. Elegante color negro para el vestuario y muy pocos elementos para crear el ambiente de la mansión que se alquilará para un circo. Muchas narices rojas que no intentan enmascarar los fantasmas de nuestra historia. Por un lado, Apolo (Julieta Grinspan) y Dionisio (Marcos Peruyero), los hermanos que luchan sin mucho éxito para no perder los privilegios de su clase. Por otro, Nancy (Carolina Guevara), criada y hermana bastarda, es como el mito trágico que toma lo apolíneo pero va más allá y juega con el displacer sin justificar la existencia de tantos puntos oscuros. Con profesionalismo la actriz, en algunos monólogos por fuera de la historia, nos hace reflexionar sobre éstos y otros temas de nuestra sociedad actual; con un guiño al personaje de Segismundo en La vida es sueño, quien se queja de su triste e incompresible destino:


¡Ay mísero de mí! ¡Ay infelice!
Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.


Cierta atmósfera íntima y la ductilidad de la actriz, sólo recortada por la iluminación, nos recuerda que la función debe seguir. Así como el juego Sopa de Letras, los sucesos económicos-políticos se entrecruzan y se mezclan, siendo hoy todavía el pasatiempo preferido de unos pocos. Y son éstos quienes eligen la temática del juego, pues nos encontramos frente a más presupuesto para la enseñanza privada y a un arbitrario recorte para la enseñanza pública por parte del gobierno de la Ciudad.


por Azucena Ester Joffe
http://lunateatral.blogspot.com.ar/2012/04/la-gracia-de-tener-de-manuel-santos.html