el bachín nominado a los premios Florencio Sánchez‏

Nominado a los Premios Florencio Sánchez

UNIPERSONAL MASCULINO
Manuel Santos Iñurrieta, por su obra: Mientras cuido de Carmela

Temporada 2013 / Centro Cultural de la Cooperación / Volvemos en Abril de 2014....



La lista completa con los nominados:
http://www.infobae.com/2013/12/13/1530717-todos-los-nominados-los-premios-florencio-sanchez-2013

Mientras cuido de Carmela / www.puestaenescena.com.ar

Por Teresa Gatto
para http://www.puestaenescena.com.ar

Nuevamente El Bachín Teatro de la mano de Manuel Santos Iñurrieta, consigue que lo poético/teatral y obviamente político conforme un espectáculo sólido desde el principio al final.

"Mírala. Es tu espejo"
J.L.Borges


En el pasaje de lo discursivo a lo textual y en su puesta en acto se configura lo social en la ficción. Sencillamente porque tal vez, toda poética resida justamente en esa mediación que Claude Duchet denomina sociograma y que Bajtín denominó ideologema, resulta la conclusión anterior de la que se desprende que los textos proyectan ideología, mitologizaciones o ficciones que adquieren valor simbólico por su carácter socio-referencial y por extensión realizan proyecciones ideológicas sobre los receptores.

Y si de algo podemos estar seguros es de que la palabra en los artefactos artísticos de El Bachín Teatro no renuncia jamás a su carácter de ideologema. Me retiro aquí de cualquier afán academicista pero no a explicar qué quiero decir. No sería justo para con El Bachín Teatro ni para con esta receptora no decir que el trabajo hecho sobre la palabra no comienza ni termina en la sutileza de la puesta. No se agota en la idea de contar a través de un comediante una visión del mundo. Porque en Mientras cuido de Carmela hay mucho más.
Veamos. La puesta se abre con la proyección de tres textos contra el fondo del escenario: Borges, Storni y Guevara sobre la luna. Si uno afina el ojo, en estos tres hermosos fragmentos, no sólo hay un modo de hablarle a la luna, esa por la que Borges lloró el dia que Armstrong pisó su agujereado suelo, pues ya no habría secretos ni imaginaciones posibles sobre ella. No, no y no!. La cadena semántica "luna" vista desde la perfección poética borgeana, o desde el desengaño final de Alfonsina Storni o desde la utopía de Ernesto Che Guevara, suponen un poco más. 

No es necesario que el receptor perciba esto en el inicio. Pues justamente, un ideologema es aquel complejo conceptual, ese enunciado que en cada momento histórico se proyecta hacia el futuro y puede ser leído como forma ideológica. Es un proyecto del imaginario social que emite mensajes simbólicos y crea memoria o subjetividad.

El Bachín Teatro y Mientras cuido de Carmela es esa puesta en discurso, y es además la puesta en escena de un modo de ver y hacer teatro. La excusa es excelente. Un comediante intenta escribir una escena para su nueva obra teatral mientras se gana unos pesos cuidando a una pequeña niña.


Un banco, un carro de bebé y las palabras son todo con lo que cuenta. Pero como el discurso refracta y demanda un receptor, muchas de las conflictivas dudas existenciales del cómico, muchas de las catástrofes que hicieron del mundo un lugar miserable y sin embargo hermoso, aparecen como opción.


Al enorme trabajo actoral de Manuel Santos Iñurrieta que flexiona los tonos, el cuerpo y recorre casi toda la tradición payasesca, clownesca y circense, se acopla de modo milimétrico, la proyección de un video. Pero no es un video más. Porque las imágenes de la luna son de una belleza extrema, pero los axiomas en los que el comediante dirime parte de la historia de la humanidad, también se proyectan, afirman, tachan, borran y encuentran conclusiones en esa coordinación exacta entre la palabra dicha y la escrita en la pantalla. De modo que los enunciados son reforzados, visibilizados, retomados o descartados en un movimiento que hace justamente esto que un receptor necesita: el pasaje del discurso de las ideas o discurso de lo social a la ficción. Refractando así una idea del mundo que no refleja sino que refracta y demanda del espectador una concepción, para mí la luna es una estrella apagada, para vos lector, el regalo que le darías a tu amor.


Excelentes decisiones en torno al diseño musical de la mano de Julieta Grinspan, la realización plástica de la luna ideada por Ernesto Pereyra y la realización del video y animación de Jerónimo García, son el broche de una puesta brillante.


Así, la obra escrita y dirigida por Santos Iñurrieta es una de esas imprescindibles puestas con las que El Bachín Teatro nos vuelve a sorprender. Porque lo político, constitutivo de todo quehacer humano, lo ideológico que conlleva la sustancia misma del lenguaje y la performance actoral sin fisura, colman los sentidos de eso que un receptor agradece: lo nuevo, lo bello, lo poético, lo épico y por sobre todo lo dramático porque el payaso no nos priva ni de lágrima ni de pesar. Este es el mundo señores, la luna está arriba, la toca el poeta, el actor o el loco, ubíquese donde guste pero no se pierda ver qué ocurre mientras él cuida de Carmela.



Por Teresa Gatto
http://www.puestaenescena.com.ar/teatro/1756_mientras-cuido-de-carmela.-poetico-monologo-de-humor-politico.php



La luna, símbolo de una utopía / Página 12 Espectáculos / 10-06-13

Por Cecilia Hopkins
Lunes 10 de junio de 2013, Página 12 Espectáculos. 

A través del monólogo político y de ciertas referencias al cine y a la poesía, el actor y autor elabora su propia versión del teatro de corte brechtiano, con sus elementos de distanciamiento puestos al servicio de un posicionamiento ideológico.

Unipersonal escrito e interpretado por Manuel Santos Iñurrieta, Mientras cuido de Carmela propone un viaje hacia un espacio mítico –el de las utopías y los sueños– partiendo del monólogo político y de ciertas referencias al cine y a la poesía. Es por esto que funcionan a modo de prólogo algunas frases que de diverso modo hacen referencia a la luna. Así, proyectados sobre el fondo de la escena, aparecen versos de Borges y de Alfonsina Storni y un fragmento que firma el Che Guevara. Santos Iñurrieta vuelve a interpretar al mismo personaje de un espectáculo anterior –Crónicas de un comediante– un histrión que recuerda a los del cine mudo como Chaplin o Buster Keaton, pero también a los actores populares argentinos, como Sandrini y Olmedo. Preocupado por escribir una escena para un nuevo espectáculo, el personaje también debe estar atento a su otro trabajo, el de cuidar niños por hora. Es por esto que su atención salta de la máquina de escribir al cochecito donde yace Carmela, la beba que, finalmente, va a resultar su musa inspiradora. Con ella –y para ella, porque Carmela representa el futuro– el comediante acelera y ralenta los tramos de un viaje que termina en la luna, alternando este relato con monólogos referidos a temas de actualidad, como la violencia, la hipocresía y las desigualdades sociales.


Nacido en Mar del Plata, Santos Iñurrieta dirige desde el 2000 El Bachín Teatro, grupo que integran Carolina Guevara, Julieta Grispan y Marcos Peruyero, con quienes montó obras como Lucientes, Teruel y la continuidad del sueño y, más recientemente, Mariano Moreno y un teatro de operaciones. Al igual que en las experiencias anteriores, en este nuevo espectáculo el actor y autor elabora su propia versión del teatro de corte brechtiano, con sus elementos de distanciamiento (proyecciones, música, contacto con el espectador) puestos al servicio de un posicionamiento ideológico: “Esta elección teatral responde a la necesidad de rescatar nuestra épica –se lee en la página web del grupo– y escribir un nuevo relato que ponga de relieve la historia de los oprimidos y olvidados de nuestro país, de nuestro continente y por qué no, del mundo”. Santos Iñurrieta busca que la crítica y el análisis no dejen de lado la sensibilidad, según explica en la entrevista con Página/12.


–Al personaje se lo ve cambiado entre un montaje y otro. ¿A qué se debe?
–Con el tiempo se fue complejizando. Tal vez haya colaborado el hecho de que estoy buscando ablandar la dureza que puede tener un discurso político, yendo hacia lo afectivo. Brecht decía que la razón empuja a la emoción. Lo leímos, lo estudiamos mucho pero comprender esto lleva tiempo. 


–En efecto, en esta obra hay muchos recursos que apelan a la emotividad del espectador...
–Yo intento unir lo dramático, lo épico y lo lírico. Y buscando un contrapeso a lo político encontré la poesía.


–¿Ya tenía los monólogos de actualidad?
–Tenía muchos escritos, pero estaban sin un eje. Entonces apareció la luna como elemento inspirador: muchos poetas la nombran de diferente modo y resulta que en 1969 se clava una bandera de conquista. ¿Cómo alguien puede apropiarse de algo que es de todos?


–¿La luna es una excusa para hablar del imperialismo?
–Y también del misterio que despierta, ligado a la infancia, y del viaje hacia lo nuevo, hacia lo utópico y lo desconocido.


–No obstante, el personaje del comediante tiene algunas certezas...
–Está seguro, básicamente, de que nadie nace malo y de que la realidad puede ser transformada: hay que implementar cambios en las relaciones sociales y económicas en busca de la equidad, porque es un problema que un sector de gente siga privilegiando la suerte personal por sobre la de los demás. Lo otro, hay que discutirlo todo: los conflictos, tanto en el teatro como en la vida, son motivo de celebración.


–¿Cree que en la actualidad se dan las condiciones de esa discusión?
–Es cierto que hay muchas tensiones. Pero esa forma de violencia también está construída mediáticamente, porque se ve que en la gente hay voluntad de diálogo. Creo que es solamente a partir de los conflictos que se producen las transformaciones. Hace falta el contacto con el otro, si no, se corre el riesgo de vivir en una burbuja.



 Por Cecilia Hopkins

La dialéctica y la poesía, de la mano / La Nación Espectáculos / 05-06-13

Por Pablo Gorlero
Miércoles 5 de junio de 2013, La Nación Espectáculos.


Así como lo hizo en Crónicas de un comediante, Manuel Santos Iñurrieta vuelve a ser Bachín, una mezcla de payaso rioplatense y actor brechtiano, como tan bien lo describe el grupo que dirige. 

Aquí el personaje está en otra situación, precisamente cuidando a Carmela, la beba del título. Pero Bachín también es dramaturgo y mientras vela por la tranquilidad de la criatura, intenta escribir escenas de su próxima obra, en la que pretende cruzar la política con la poética. 

Cada año, el Bachín Teatro deja una muestra fiel de su trabajo de exploración en el terreno del teatro político. Su epicentro es el Centro Cultural de la Cooperación y su alma es la épica. 

En esta línea, Manuel Santos Iñurrieta estructuró su unipersonal, que a pesar del distanciamiento provocado no sobrevuela el humor político sino que se mete en la entraña de la política. 

Uno de los mayores atractivos es el modo con el que construyó su obra: el verso. En muchos instantes habla de ese modo y lleva a recordar a aquellos compéres de la vieja revista porteña y las varietés, que solían hacer comentarios de la actualidad, pero en verso. Por momentos deconstruirá su dramaturgia en conferencia ilustrada, con cuadros sinópticos proyectados y una dialéctica en la que no están ajenas ni la broma ni el humor, aunque en forma permanente se filtran palabras con poesía, realmente hermosas. Vuelven elucidario a ese discurso mediante la belleza de esos textos. 

Claro está, hay una ideología en el discurso con la que se podrá o no estar de acuerdo, pero la lógica siempre estará presente. Por su parte, Manuel Santos Iñurrieta tiene un exacto dominio del monólogo, del diálogo con el público y del obligado distanciamiento brechtiano. Y es efectivo, nadie se queda sin ese sabor ideológico en sus labios, aún sin ser palabras de denuncia, todo es pura didáctica, de esa que no se suele ver.


por Pablo Gorlero
http://www.lanacion.com.ar/1588612-la-dialectica-y-la-poesia-de-la-mano


El grupo Bachín reinvidica la tradición del monólogo político / Agencia Télam


Santos Iñurrieta dramaturgo y director de la obra encarna a Bachín, un cómico enfundado en una payasesca remera rayada ygalera, dotado de un decir punzante para compartir reflexiones y transformar el monólogo en una suerte de conversación con el público, capaz de responder a sus palabras con risas y suspiros.

Lejos de las moralinas o de los sermones, el protagonista recupera la tradición del monólogo político, con guiños a los excesos de figuras locales como Alberto Olmedo y Tato Bores, sin descartar el lenguaje corporal del circo y de la picaresca nacional.

Los pensamientos del personaje a lo largo de la obra visitan de un modo poético las eternas cuestiones alrededor de la injusticia y los dolores de la humanidad, sin temor a ser tildado de “utópico” o de “pasado de moda”, al animarse a tomar posición en escena, con el humor como bandera.

Casi con ecos de la dramaturgia del genial Bertold Brecht, la obra se atreve a mostrar el entramado que une al arte, al teatro con lo político a través de sutiles pinceladas, nada discursivas, que a veces se tornan amargas, pero se afanan en no perder la esperanza.

En la puesta, la figura del cómico vuelve a adquirir el valor de portavoz de la subjetividad colectiva, responsable de poner en palabras y acciones, la visión de mundo del colectivo Bachín teatro.

Los sentimientos contradictorios -siempre tiernos- motivados por la visión de una pequeña vulnerable -Carmela- a quien él  debe cuidar, urgido por terminar la redacción de una escena teatral, se adueñan del relato y le otorgan una carga emocional que se mantiene con fluidez.

El actor ya le prestó el cuerpo a este personaje Bachín, en las obras "Crónicas de un comediante" (2008), la interesante "La gracia de tener" (2012), además de haber producido distintos videos de "Comediante TV" disponibles en internet, de ahí que su familiaridad con la criatura es importante y sabe transmitirla a la platea.

Una escenografía bella en su despojo -otra creación del grupo- pero donde hay lugar hasta para la Luna -linda realización plástica de Ernesto Pereyra- tiene una potencia que alcanza a los objetos más simples, que van ganando presencia a medida que la trama se despliega.

En esa dinámica del espacio, un oxidado cochecito y una máquina de escribir devienen piezas claves del texto, cuya carga emotiva parece acentuarse por el breve tamaño de la sala que acuna a los espectadores, entre los acordes de la música original compuesta por Julieta Grinspan.

”Mientras cuido de Carmela” es una obra donde cada pequeño detalle cobra sentido y conduce al espectador a sentirse parte de la cotidianeidad del personaje.

Así las frases de referentes como el Che Guevara, Alfonsina Storni y Jorge Luis Borges, tipeadas -en una tipografía que nada tiene que ver con las computadoras- sobre la oscura pantalla de video como telón de fondo, iluminan la noche existencial del personaje y de su beba.



http://www.telam.com.ar/notas/201305/19206-el-grupo-bachin-reinvidica-la-tradicion-del-monologo-politico-en-mientras-cuido-de-carmela.html

Él y ella / El Caleidoscopio de Lucy / 13-05-13

Por Daniel Gaguine,
para elcaleidoscopiodelucy.blogspot.com.ar/

La luz está apagada. Aparecen textos de Alfonsina Storni, El Che Guevara y Jorge Luis Borges, contra el escenario. Se lee y es inevitable emocionarse. Allí se aprecia que El Comediante no está solo pero si, espera….que se duerma una bebita, de nombre Carmela, asi puede escribir una escena de su espectáculo a presentarse. 

A partir de esta premisa, el Comediante –personaje pergeñado por Manuel Santos Iñurrieta que ha utilizado en varios espectáculos de El Bachín Teatro-, irá creando a través de textos de gran calidad, viajes a través del tiempo y el espacio, donde la poesía y la política se darán un abrazo fraternal, pero sin caer en panfletos o moralinas. Los deseos y los ideales de lo que el propio Comediante desea plasmar en el papel se entremezcla con ese legado que desea dejarle a Carmela, basado en el amor, el respeto, la poesía y la posibilidad de viajar con los ojos cerrados, y la ilusión y el corazón como motores de esa aventura. Por eso, podrán llegar los dos a la Luna y toparse con Neil Armstrong o quedarse en la Tierra y ver como el lugar que habitan, se va transformando en un campo de batallas entre los “monos” (cualquier guiño con la realidad podría ser cierto….aunque también habían aparecido en otras puestas de El Bachín) y quienes aun creen en los hombres. 

Con guiños a Tato Bores –con monólogo incluído- y una neta influencia que va desde Chaplin o Buster Keaton hasta Brecht, el viaje que realizan El Comediante y Carmela será directamente al corazón y al alma del espectador. Desde el momento en que el texto combina en igual medida la crítica ácida y los sentimientos más nobles, no es extraño encontrarse en algún momento desarmado frente a lo ocurrido sobre tablas. Porque el pasado no es pisado ni debe olvidarse sino, por el contrario, tomarse para crear un presente mejor y un futuro lleno de expectativas asi como de posibilidades de mejoras o cambios. 
El tamaño de la sala enmarca de manera quirúrgica a la puesta, a través de una especie de un pequeño cerco de luces, donde estará el pupitre donde trabajará el Comediante y una cuna vieja, con ese ruido tan característico que realiza al desplazarse, que brinda esa impronta de romanticismo y autenticidad artesanal. En ese marco, aparecerá la Luna, el solo, los monos, una maquina de escribir y todo un mundo de sensaciones que confluirán en una puesta para ver más de una vez. 

“Mientras cuido de Carmela” tiene la mixtura exacta de sensibilidad y realismo político que permite salir de uno para entrar a otro, con la sensación de un viaje al interior mismo de los propios sentimientos. 


por Daniel Gaguine
http://elcaleidoscopiodelucy.blogspot.com.ar/2013/05/mientras-cuido-de-carmela-teatro.html


Sensible mirada sobre lo político / La Nación Espectáculos / 30-04-13

Por Carlos Pacheco
Martes 30 de abril de 2013, La Nación Espectáculos

 
Crónicas de un comediante , en 2008, mostró a un personaje denominado Bachín, que recuperaba la vieja tradición del monólogo político en el espectáculo de Buenos Aires. Sus cualidades: aire chaplinesco y cierto desparpajo en su forma de hablar que remite a grandes comediantes nacionales como Alberto Olmedo, Tato Bores, Luis Sandrini. Manuel Santos Iñurrieta, el creador de esta criatura y director del grupo Bachín Teatro, pareciera no querer dejarlo relegado. Por eso ese comediante tuvo una breve aparición en la obra La gracia de tener (otra creación de la compañía) y ahora se anima a un nuevo unipersonal, Mientras cuido a Carmela (Poético monólogo de humor político) , que presenta en el Centro Cultural de la Cooperación

Interesados en el teatro político, los integrantes del Bachín Teatro continúan profundizando sus búsquedas. "La idea es seguir indagando en determinadas formas del monólogo político, pero no quedarnos únicamente ahí -cuenta Iñurrieta-. La idea es armar un relato que tenga que ver con lo emotivo. En este caso, es el vínculo de un comediante que está queriendo escribir una obra mientras cuida a una niñita. La intención es pensar que el mundo de las ideas también está alentado por una humanidad muy grande, donde la emoción, lo afectivo, también están presentes. Queremos seguir pensando un teatro con características épicas, con algunos lineamientos de Brecht, para así encontrar una épica latinoamericana, en este presente, y con cualidades nacionales."

Así planteado, el proyecto suena muy ambicioso, aunque, en verdad, viendo los espectáculos del grupo, ellos trabajan a partir de circunstancias siempre muy cotidianas. "Queremos pensar la épica como algo más cercano -aclara el actor y director-. La idea no es pensar la épica como el gran relato de la epopeya o de la gran batalla y el héroe. Sino buscar gestos más cercanos. Pensar en ese señor o señora que se levanta a la mañana y va hacia el trabajo con la esperanza en el porvenir. Ahí, en ese gesto hay algo de poético y de épica, y ésas son las cosas que también a uno lo conmueven y le dan un sentido a nuestra tarea, al hacer."

Cuando se le pregunta a Manuel Santos Iñurrieta acerca del crecimiento de su personaje, explica que se va complejizando igual que la vida del actor que lo interpreta. "Se va encontrando con nuevos conflictos que tienen que ver con la vida, el arte, el teatro. Se va cargando de nuevos sentidos, desafíos, de historias nuevas. Va tomando cosas de nuestro teatro y de nuestros comediantes. En él cada cosa va dejando marcas. En algunos aspectos, podría decir que muchos personajes forman parte de él y son los que hicieron nuestra historia teatral, son nuestro legado."

-¿Cómo sintetizás estas búsquedas de lo político en un marco teatral como el actual?

-A nosotros siempre nos interesa indagar los vínculos del teatro con lo político. Y esto último no está dado exclusivamente por la temática. Trabajar en grupo ya es algo político, igual que la búsqueda de los andariveles por los que vamos a trabajar la expresión. Nos interesa entablar un diálogo con un espectador que está vivo, que piensa, que siente y vibra en este presente. Ya esa actitud de ir a entablar un diálogo nos parece diferenciador respecto de otras formas de lo teatral en los que los espectáculos se muerden la cola porque los procedimientos dialogan con ellos mismos. No tenemos la vocación de hacer un teatro político para decir cómo va la realidad del mundo, sí vamos a dejar entrever lo que pensamos y creemos.



Por Carlos Pacheco
http://www.lanacion.com.ar/1577524-sensible-mirada-sobre-lo-politico



"Mientras cuido de Carmela del Bachín Teatro"

Por María de los Ángeles Sanz
Martes 23 de Abril de 2013, Luna Teatral - http://lunateatral.blogspot.com.ar/ -


    Un cuerpo en escena narra y se narra a sí mismo; el actor entra y sale de su personaje para dar cuenta de una historia que se presenta atravesada por nuestro pasado y nuestro presente y por la metáfora y la poesía que nos ponga en condición hacia el futuro, futuro representado por Carmela que duerme, sueña o llora, desde su pequeño mundo que cabe en un cochecito, para exigirnos a todos que cuidemos del espacio y el tiempo que le pertenecen, y que necesariamente va a ser el resultado de nuestras acciones de hoy. 

    El actor Manuel Santos Iñurrieta1 lleva adelante con excelencia su monólogo, interpelando a su público, único en esa noche única, utilizando procedimientos que recuerdan a los desarrollados por el actor popular argentino, al personaje narrador brechtiano, a los grandes cómicos del cine mundial. De esa mixtura, surge el mismo, distinto a todos ellos, pero haciendo gala de conocerlos y haber logrado captar lo esencial de una técnica relacionada con la palabra, la gestualidad, y el uso en desequilibrio de un cuerpo / instrumento que emite sonidos que no son sólo audibles cuando salen de su garganta. Cuerpo que establece desde el movimiento, desde las acciones, su propia melodía, que acompaña y resemantiza la fuerza imperiosa de la palabra. Desde una pantalla leemos en espejo, lo que el personaje escribe desde una pequeña máquina, mientras Carmela duerme y el vela su sueño. Monólogo político, de larga tradición en el sistema teatral argentino, dividido en dos partes, donde vemos impresas en la pantalla de fondo, las palabras que forman parte del entramado narrativo, donde nada es dicho al azar. 

    Como nexo entre la primera y segunda parte, el cuento, el cuentito para que Carmela concilie el sueño y sueñe con un futuro de posibilidades: viajar a la luna desde el punto distante de la imaginación. La imaginación no sólo como constructora de relatos tranquilizadores sino como herramienta para producir una realidad, menos densa, menos dolorosa, pero tan real como la que surge del constructo histórico. Animarse a soñar, es animarse a crear otro mundo posible, parece decirle el personaje a Carmela; y el arte tiene la obligación de dejar ese legado a todos. El cuerpo del actor, pantalones rojos, remera rayada, saco negro y bombín, y un maquillaje que destaca la mirada, se mueve, pide, cuenta y reza los principios de una religión propia; una letanía donde todos tenemos uno o dos versos propios. Donde desde alguna de esas palabras como pedradas, sin pensarlo, estamos también. 

    Luces de bombilla, que recortan el espacio y remiten a las luces de los camarines, porque eso es lo que vemos, el momento de seudo descanso del actor donde debe cuidar niños para reunir lo suficiente, y que mientras tanto juega y construye con palabras el discurso emotivo dirigido al espectador y a Carmela. El Bachín teatro es un grupo que ya lleva doce años de trabajo en conjunto desarrollando los procedimientos del teatro épico; como ellos mismos afirmaban en una entrevista con motivo del estreno de La Comedia mecánica:
Lo que nosotros estamos haciendo es intentando desarrollar una línea de teatro épico: el Teatro de Berltod Brecht, algunos de sus lineamientos, fundamentalmente la idea de ir hacia la razón, por encima de la emoción, en todo caso sería la razón que empuja a la emoción. (Loreley Riccardi, 2007)
    La razón que hace que trabajen con la creencia en el poder de la palabra como acción, y además que recurran a la teatralidad que aportan otras disciplinas, la clownesca, por ejemplo, para reforzar lo enunciado; de la misma manera que las citas que aparecen en la pantalla de fondo y que aportan una cuota de legitimación y orientan en el punto de vista de la puesta en escena: Borges, Alfonsina Storni, El Che Guevara, Brecht. 

    Sin embargo, en Mientras cuido a Carmela, lo fantástico atraviesa la puesta, en el relato del viaje a la luna, que acompaña una visión en pantalla que recuerda a momentos del cine surrealista. Arte y vida, arte y sociedad que evitan el trabajo en solipsista que a veces seduce al artista en el goce de la experimentación. Con un trabajo cuidado, minucioso sobre la palabra y el cuerpo, la escritura dramática y la escénica de Iñurrieta, pone en acto su necesidad de darle a su labor un sentido que abarque al espectador potencial y a la sociedad toda, a quien va dirigida. Puesta que respeta al público, cuando apela a su razón y a su imaginación para la construcción palabra a palabra y gesto a gesto del entramado de una historia que nos pertenece a todos.


Por María de los Ángeles Sanz
http://lunateatral.blogspot.com.ar/2013/04/mientras-cuido-de-carmela-del-bachin.html?spref=fb

Mientras Cuido de Carmela

(Poético Monólogo de Humor Político)

Jueves 21.30hs. // Sala Raúl González Tuñón
Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini
Av. Corrientes 1543



Mientras cuido de Carmela plantea los conflictos de un comediante que intenta escribir una escena para su nueva obra teatral, mientras cuida por horas de una niña pequeña. Es una pieza teatral que pretende dialogar con el presente, con la poética y la política. Una búsqueda de sentido que encuentra su fundamento en la emoción, como uno de los valores más altos de la condición humana y como generador de todos nuestros actos y acciones. Elementos de la épica, de la lírica y la dramática se conjugan en este relato, llevado adelante por un personaje que trasunta entre el payaso rioplatense y el actor de corte brechtiano. Haciendo hincapié en la recuperación y re-valorización poética y estética del monólogo político, como tradición teatral y presente. 

Texto y Actuación: Manuel Santos Iñurrieta 
Música Original: Julieta Grinspan 
Asistencia Técnica: Marcos Peruyero y Jerónimo García 
Dirección: Manuel Santos Iñurrieta y el bachin teatro



Bachín el comediante, es un personaje que Manuel Santos Iñurrieta viene desarrollando hace varios años. Es una mezcla de payaso rioplatense y actor Brechtiano con el que trabaja  e investiga sobre la idea del monólogo político. Con este personaje llevó adelante la obra “Crónicas de un comediante” (2008), participó en “La gracia de tener” (2012), y produjo una serie de videos que pueden verse en internet  denominados “Comediante TV”. Hoy este personaje vuelve a escena con “Mientras cuido de Carmela”, nueva obra de el bachin teatro.