El grupo Bachín reinvidica la tradición del monólogo político / Agencia Télam


Santos Iñurrieta dramaturgo y director de la obra encarna a Bachín, un cómico enfundado en una payasesca remera rayada ygalera, dotado de un decir punzante para compartir reflexiones y transformar el monólogo en una suerte de conversación con el público, capaz de responder a sus palabras con risas y suspiros.

Lejos de las moralinas o de los sermones, el protagonista recupera la tradición del monólogo político, con guiños a los excesos de figuras locales como Alberto Olmedo y Tato Bores, sin descartar el lenguaje corporal del circo y de la picaresca nacional.

Los pensamientos del personaje a lo largo de la obra visitan de un modo poético las eternas cuestiones alrededor de la injusticia y los dolores de la humanidad, sin temor a ser tildado de “utópico” o de “pasado de moda”, al animarse a tomar posición en escena, con el humor como bandera.

Casi con ecos de la dramaturgia del genial Bertold Brecht, la obra se atreve a mostrar el entramado que une al arte, al teatro con lo político a través de sutiles pinceladas, nada discursivas, que a veces se tornan amargas, pero se afanan en no perder la esperanza.

En la puesta, la figura del cómico vuelve a adquirir el valor de portavoz de la subjetividad colectiva, responsable de poner en palabras y acciones, la visión de mundo del colectivo Bachín teatro.

Los sentimientos contradictorios -siempre tiernos- motivados por la visión de una pequeña vulnerable -Carmela- a quien él  debe cuidar, urgido por terminar la redacción de una escena teatral, se adueñan del relato y le otorgan una carga emocional que se mantiene con fluidez.

El actor ya le prestó el cuerpo a este personaje Bachín, en las obras "Crónicas de un comediante" (2008), la interesante "La gracia de tener" (2012), además de haber producido distintos videos de "Comediante TV" disponibles en internet, de ahí que su familiaridad con la criatura es importante y sabe transmitirla a la platea.

Una escenografía bella en su despojo -otra creación del grupo- pero donde hay lugar hasta para la Luna -linda realización plástica de Ernesto Pereyra- tiene una potencia que alcanza a los objetos más simples, que van ganando presencia a medida que la trama se despliega.

En esa dinámica del espacio, un oxidado cochecito y una máquina de escribir devienen piezas claves del texto, cuya carga emotiva parece acentuarse por el breve tamaño de la sala que acuna a los espectadores, entre los acordes de la música original compuesta por Julieta Grinspan.

”Mientras cuido de Carmela” es una obra donde cada pequeño detalle cobra sentido y conduce al espectador a sentirse parte de la cotidianeidad del personaje.

Así las frases de referentes como el Che Guevara, Alfonsina Storni y Jorge Luis Borges, tipeadas -en una tipografía que nada tiene que ver con las computadoras- sobre la oscura pantalla de video como telón de fondo, iluminan la noche existencial del personaje y de su beba.



http://www.telam.com.ar/notas/201305/19206-el-grupo-bachin-reinvidica-la-tradicion-del-monologo-politico-en-mientras-cuido-de-carmela.html

Él y ella / El Caleidoscopio de Lucy / 13-05-13

Por Daniel Gaguine,
para elcaleidoscopiodelucy.blogspot.com.ar/

La luz está apagada. Aparecen textos de Alfonsina Storni, El Che Guevara y Jorge Luis Borges, contra el escenario. Se lee y es inevitable emocionarse. Allí se aprecia que El Comediante no está solo pero si, espera….que se duerma una bebita, de nombre Carmela, asi puede escribir una escena de su espectáculo a presentarse. 

A partir de esta premisa, el Comediante –personaje pergeñado por Manuel Santos Iñurrieta que ha utilizado en varios espectáculos de El Bachín Teatro-, irá creando a través de textos de gran calidad, viajes a través del tiempo y el espacio, donde la poesía y la política se darán un abrazo fraternal, pero sin caer en panfletos o moralinas. Los deseos y los ideales de lo que el propio Comediante desea plasmar en el papel se entremezcla con ese legado que desea dejarle a Carmela, basado en el amor, el respeto, la poesía y la posibilidad de viajar con los ojos cerrados, y la ilusión y el corazón como motores de esa aventura. Por eso, podrán llegar los dos a la Luna y toparse con Neil Armstrong o quedarse en la Tierra y ver como el lugar que habitan, se va transformando en un campo de batallas entre los “monos” (cualquier guiño con la realidad podría ser cierto….aunque también habían aparecido en otras puestas de El Bachín) y quienes aun creen en los hombres. 

Con guiños a Tato Bores –con monólogo incluído- y una neta influencia que va desde Chaplin o Buster Keaton hasta Brecht, el viaje que realizan El Comediante y Carmela será directamente al corazón y al alma del espectador. Desde el momento en que el texto combina en igual medida la crítica ácida y los sentimientos más nobles, no es extraño encontrarse en algún momento desarmado frente a lo ocurrido sobre tablas. Porque el pasado no es pisado ni debe olvidarse sino, por el contrario, tomarse para crear un presente mejor y un futuro lleno de expectativas asi como de posibilidades de mejoras o cambios. 
El tamaño de la sala enmarca de manera quirúrgica a la puesta, a través de una especie de un pequeño cerco de luces, donde estará el pupitre donde trabajará el Comediante y una cuna vieja, con ese ruido tan característico que realiza al desplazarse, que brinda esa impronta de romanticismo y autenticidad artesanal. En ese marco, aparecerá la Luna, el solo, los monos, una maquina de escribir y todo un mundo de sensaciones que confluirán en una puesta para ver más de una vez. 

“Mientras cuido de Carmela” tiene la mixtura exacta de sensibilidad y realismo político que permite salir de uno para entrar a otro, con la sensación de un viaje al interior mismo de los propios sentimientos. 


por Daniel Gaguine
http://elcaleidoscopiodelucy.blogspot.com.ar/2013/05/mientras-cuido-de-carmela-teatro.html